La idea de ser papá es aterradora y desafiante. No importa si eres un nuevo papá, si es tu segundo o tercer hijo, incluso si es tu quinto. Tampoco influye si eres joven o viejo, graduado o estudiante; la idea de traer una nueva vida al mundo y saber que esta nueva vida depende completamente de ti es aterradora.
Normalmente, durante el embarazo las personas tienden a preocuparse completamente por la madre y el bebé. No muchas personas toman en cuenta lo que el padre puede estar sintiendo, lo cual esta bien porque la mamá esta haciendo el 100% del trabajo y el esfuerzo y por ende merece el 100% de la atención. Sin embargo, para ti, papá que también estás asustado y tienes muchas preocupaciones en tu mente, te dejo este blog para que sepas que no estas solo y que es normal sentirte así. Y lo mas importante, que todo el estrés, las peleas y los nervios que pueden haber en el embarazo, te van a traer la mejor recompensa de todas.
Personalmente, una de las cosas que me preocupó desde el principio era saber que mi juventud iba a terminar a tan solo mis 20 años. Puede que sea un pensamiento superficial, pero es normal y humano tenerlo. En especial porque a los 20 años, es el momento en el que por fin se tiene esa libertad soñada durante toda la adolescencia. Y en parte es cierto, ya no vas a poder salir de fiesta todas la semanas, no vas a poder salir a planes cuando quieras y seguramente tendrás que cambiar muchos de tus hábitos. Pero no es el fin del mundo, siempre va a quedar algún momento para poder tomar una cerveza con tu amigos, salir un rato o ir al cine con tu pareja. Y te lo digo por experiencia, después de un tiempo, tu plan favorito para un viernes se va a convertir en estar en casa con tu familia.
Otro aspecto que me cuestioné mucho a lo largo del embarazo era si seria un buen padre. Es difícil imaginarse como un padre responsable cuando estas en una etapa de tu vida en la que la responsabilidad no era la prioridad. A mis ojos la imagen de un padre siempre estuvo representada por mi papá. Para mi, mi papá siempre fue un superhéroe. Siempre feliz, queriendo a su familia, y con la palabra o el abrazo correcto para consolarte en una situación difícil o para motivarte cuando más lo necesitas. Y ahora siendo un "adulto" y un padre, me doy cuenta de lo difícil que debió ser para él llegar a casa con una sonrisa y amor después de un mal día en el trabajo, nunca mostrar su preocupación por dificultades, siempre estar dispuesto a jugar o compartir tiempo conmigo a pesar de estar exhausto. Y entendiendo todo esto solo pensé, ¿estoy listo para ser esa persona?
Tardé algún tiempo en darme cuenta que para ser papá, no tenía que ser esta persona, o por lo menos no instantáneamente. Nadie nace sabiendo como ser padre, y al igual que todo en la vida, es cuestión de aprender con el tiempo. Ser cada vez mejor en el camino. Ahora, un año y dos meses después de que nació mi hija Antonia, sé que me falta mucho aun para llenar los zapatos que dejó mi papá, pero me siento feliz con la certeza que soy un gran padre, de lo feliz y completo que me siento y sobre todo de saber que aun me queda mucho tiempo para ser el mejor papá de todos para mi hija, y que voy a disfrutar mucho de todo este tiempo aprendiendo juntos.
A través del embarazo, la paternidad y la vida en pareja van a haber momentos buenos y malos. Peleas, risas, llantos, enojos y muchas emociones. Momentos que van a poner a prueba tu paciencia, tu amor y tu relación. Pero te lo digo por experiencia, todo esto vale la pena. Cada pelea, cada llanto, cada mal momento, cada risa, cada momento de felicidad y tristeza, todo esto es parte del momento más importante de tu vida.
Todos tus miedos, preocupaciones e incertidumbres se van a desvanecer en el momento en que conozcas a esa persona, cuando te mire por primera vez, se duerma sobre tu pecho y escuches los latidos de su corazón en sintonía con los tuyos. Cuando todo eso pase, vas a saber que todo está bien. Que todo tenia que pasar exactamente como pasó para que pudieras estar ahí, conociendo al amor de tu vida. Y sobretodo, que por primera vez, todo tiene sentido.
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